viernes, 11 de julio de 2008

Harvard Movida Americana


Harvard, Movida Americana
Soul Man - 1986
Steve Miner
Por mi edad, me tocó comerme todas estas películas de adolescentes americanos cuando mi adolescencia también se estaba desgranando. Solían ser comedias románticas a años luz de las que nos ponían en la dos, en blanco y negro y con fabulosos actores. Sin embargo, alguna de ellas se salvaba, igual que entre tanto actorcillo insulso estaban personajes tan interesantes como en gran John Cusack o el simpático Matthew Broderick (que nunca ha estado tan bien como en aquellas comedias tipo "Todo en un día"). De todas ellas recuerdo con especial agrado dos: "The Sure Thing" (Juegos de amor en la universidad) de Rob Reiner con John Cusack, embrión de su acertadísima "Cuando Harry encontró a Sally", y ésta que nos ocupa.
En ella destaco el interés por transmitir un mensaje más allá de la comedia juvenil, el esfuerzo por definir personajes e incluso la actuación de C. Thomas Howell y de una fantástica Rae Dawn Chong que creo que merecia mejor suerte en su carrera. Las situaciones son creíbles y los personajes emotivos.
Igual tenía el día tonto cuando la vi, que todo es posible, pero si tenéis un rato tonto... os la recomiendo.

Semen, una historia de amor


Semen, una historia de amor - 2005 Inés París - Daniela Fejerman

Contada, puede tener su gracia; no se puede decir que sea un plomazo... pero falta algo. Algo intangible que sin embargo se hace evidente toda la película, algo que no funciona, que no nos saca de la sonrisa sostenida, una sonrisa de "bueno, no está mal, pero"... Ni Leticia, ni Ernesto acaban de estar sembrados; ella por defecto y el por exceso. Hasta el tono de pretendido cine antiguo se queda a medias. Igual es que le película quería ser como la inseminación... al final tienes el hijo, pero te has perdido lo más divertido.

Cuestion de Suerte


Cuestion de suerte - 1996 Rafael Moleon

Nada más empezar la película, uno se da cuenta de que el más contento de que esta se haya realizado debe ser Noriega, porque compartir planos con toda una institución como Ana Galiena, ya es para felicitarse. Lástima que este protagonista le llegara tan pronto como para dejar a la vista todas sus carencias interpretativas. Hay que agradecer a Rafael Monleón el interés por revitalizar el cine de genero en España, pero más allá de eso, las carencias se acaban imponiendo a las virtudes dando un resultado un tanto plano y previsible. A mi modo de ver, el fallo principal está en la poca credibilidad del protagonista y de la falta de definición de su personaje que pasa de un extremo moral al otro sin dar demasiadas pinceladas de su personalidad. Simón Andreu, sin embargo, está expléndido en su papel de macarra trasnochado. El resto del reparto, algo frio. En definitiva, la película se deja ver, aunque nos deja el regusto de haber dado para más.