
Un Domingo Cualquiera
Any Given Sunday - 1999
Oliver Stone
Oliver Stone fue en su momento una de las irrupciones más intensas en el mundo del cine. Muchos dirán que estos inicios espléndidos se fueron diluyendo en polémicos filmes, que olvidaban la importantacia de lo que contaban en favor de alimentar esa fama de fustigador de conciencias. Un domingo cualquiera es una buena película, una buena película a la que se le puede objetar no ser excelente, contando con unos mimbres extraordinarios. Quizá uno de los problemas de Stone es su tendencia a la grandilocuencia, su falta de concisión y el film se resiente de su duración, 150 minutos distribuidos en planos de escasos segundos son muchos planos. El material con el que contaba Stone, su reparto, el guión eran argumentos más que suficientes para mantenernos atados a la butaca, pero una vez más el bueno de Oliver cayó en la tentación de aturdirnos e intentar impresionarnos.
La película nos presenta el mundo del deporte profesional como un gran circo romano en en el que los intereses se sobreponen a la épica propia del juego. Los jugadores son gladiadores, con sus glorias y sus miserias, con sus egos y sus ruindades, soldados perdidos en un mundo que les agasaja y devora al mismo tiempo. Si la comparamos con otros productos recientes ambientados en el mundo del deporte como "Goal!", "Any given Sunday" aparece a años luz en la capacidad de analizar todo el fenómeno que supone el deporte en nuestra sociedad. Los retratos de los personajes son certeros, con fabulosas interpretaciones como la de Jamie Foxx, al que es difícil encontrar paralelismos con figuras de otros deportes. Nada que decir de la solvencia de los secundarios como Ann Margret, siempre espléndida, Dennis Quaid o el medido LL Cool.
Y luego Pacino, uno de los grandes, en un papel para su lucimiento. Sus monólogos son absolutamente llamativos y su talento lo envuelve todo.
Con todo esto, Stone no necesitaba hacer tantos quiebros en el montaje, ni intentar subir constantemente la temperatura de la cinta con tanta cámara lenta, ni tanta estética de videoclip. Pero si algo hay que decir de Stone, es que siempre arriesga.
De todas formas, si "Un domingo cualquiera" se os pone a tiro y tenéis tres horitas para dedicarle... adelante, encontrareis más de una secuencia para vuestro recuerdo.
La película nos presenta el mundo del deporte profesional como un gran circo romano en en el que los intereses se sobreponen a la épica propia del juego. Los jugadores son gladiadores, con sus glorias y sus miserias, con sus egos y sus ruindades, soldados perdidos en un mundo que les agasaja y devora al mismo tiempo. Si la comparamos con otros productos recientes ambientados en el mundo del deporte como "Goal!", "Any given Sunday" aparece a años luz en la capacidad de analizar todo el fenómeno que supone el deporte en nuestra sociedad. Los retratos de los personajes son certeros, con fabulosas interpretaciones como la de Jamie Foxx, al que es difícil encontrar paralelismos con figuras de otros deportes. Nada que decir de la solvencia de los secundarios como Ann Margret, siempre espléndida, Dennis Quaid o el medido LL Cool.
Y luego Pacino, uno de los grandes, en un papel para su lucimiento. Sus monólogos son absolutamente llamativos y su talento lo envuelve todo.
Con todo esto, Stone no necesitaba hacer tantos quiebros en el montaje, ni intentar subir constantemente la temperatura de la cinta con tanta cámara lenta, ni tanta estética de videoclip. Pero si algo hay que decir de Stone, es que siempre arriesga.
De todas formas, si "Un domingo cualquiera" se os pone a tiro y tenéis tres horitas para dedicarle... adelante, encontrareis más de una secuencia para vuestro recuerdo.