miércoles, 16 de julio de 2008

Paranoid Park


Paranoid Park - 2007
Gus Van Sant

El arte es crear, ¿crear debe ser innovar?

Bien, he querido publicar la crítica de Elephant inmediatamente antes de ésta, porque están muy relacionadas ambas. En primer lugar, decir que Paranoid Park es una película que me gusta. Dentro de una estética perfecta, una narrativa que se cuela a borbotones entre una aparente falta de desarrollo. Gus Van Sant entendió a la perfección el primer plano de Blue Velvet (David Lynch, 1986) donde las cosas más terribles suceden rodeadas de la más maravillosa tranquilidad y sus últimos trabajos suceden en ese contexto de imágenes serenas y subsuelos desgarrados. La película cuenta cómo el mundo de un adolescente se rompe ante un error desgraciado y como surgen sentimientos de culpa, terror y supervivencia en el muchacho. Hasta ahí todo perfecto.
La duda surge al ver las últimas obras de Van Sant en su conjunto. Desde Gerry, el director se ha dedicado a utilizar una misma técnica con suerte dispar. En mi opinión, la fórmula funcionaba a la perfección en Elephant, pues la aparente calma, la repetición del mismo instante desde distintos encuadres, la cámara lenta y la cotidianidad eran claves que servían para acentuar el horror del hecho desencadenante. Incidir nuevamente en el mismo concepto, me parece que mengua el efecto y nos hace plantearnos preguntas sobre la libertad del creador y su determinación a reinventarse constantemente. Es de agradecer que la obra de los autores (Gus Van Sant, indiscutiblemente, pertenece a ese exiguo grupo de directores que se puede considerar como tal) sea coherente, hasta reconocible. Lo que es más discutible es que se acomode y no avance. Paranoid Park, en si misma, es una película lúcida, impactante en muchos minutos, incluso diría que conmovedora, pero dentro de la obra de Van Sant supone un estancamiento, tal vez, algo condescendiente.

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